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Cómo crear un plan de negocio para tu ecommerce

Chica joven trabajando con portátil

La tecnología a disposición de los contact center

Una «startup» o empresa emergente no es simplemente una empresa incipiente, de pequeño tamaño, o creada por gente joven. En España la «startup» o, mejor dicho, la «startup innovadora», es también un tipo específico de empresa a la que se dedica un epígrafe especial en el «Registro Imprese», el equivalente italiano de nuestro Registro Mercantil.

Los requisitos de cualquier «startup» son los previstos en la ley 221/2012. Entre los requisitos para poder ser una «startup», su objeto social debe estar orientado fundamentalmente a productos o servicios innovadores de gran valor tecnológico. Para fomentar las «startups» en España están previstos una serie de incentivos, desde el punto de vista burocrático, fiscal, para el acceso al crédito y en relación con otros aspectos.

Cómo crear un plan de negocio para tu ecommerce

Una planificación correcta de un proyecto emprendedor es indispensable, de lo contrario el riesgo de fracasar aumenta.

Plan de negocio para la «startup»: por qué es necesario

Para poner en marcha tu «startup» no basta con tener una buena idea, cumplir los requisitos legales e inscribirse en el epígrafe especial del Registro Mercantil. Para sobrevivir, la idea debe ser válida: tener un mercado (es decir, una demanda, clientes), ser viable en términos operativos, ser sostenible desde el punto de vista económico y financiero (es decir, capaz de asumir los costes y generar beneficios). Así pues, la idea se verifica metódicamente: por eso es necesario redactar el plan de negocio para tu «startup».

Una planificación correcta del proyecto emprendedor –por tanto, un plan de negocio minucioso y realista– es indispensable para una «startup», de lo contrario el riesgo de fracasar aumenta. De hecho, la mayoría de las «startups» fracasan por diferentes motivos: falta de mercado, dificultad para captar clientes, competencia feroz, escasa calidad del producto/servicio, costes excesivos, problemas financieros, un grupo de trabajo que no da la talla, cuestiones legales. A estos motivos se suman a menudo la ausencia de un plan de negocio y (con la «startup» ya en marcha) retrasos en su actualización en base a la respuesta del mercado.

Entonces, ¿de qué sirve redactar el plan de negocio? ¿Por qué dedicarle tiempo en primera persona o recurriendo a profesionales o a los servicios que ofrecen las incubadoras y aceleradoras de «startups»? Para tu «startup», el plan de negocio es una herramienta descriptiva y, sobre todo, analítica que sirve para:

  • Planificar: explica la idea negro sobre blanco para convertirla en empresa, especificando con claridad los objetivos y el plan de actuación, estudiando por tanto su viabilidad, recursos necesarios, rentabilidad, etc.
  • Comprobar: en la gestión de la empresa sirve para evaluar los resultados respecto a las previsiones.
  • Comunicar: de puertas para dentro, para que todos tengan una referencia unívoca del negocio y sus riesgos; de puertas para fuera, para conseguir financiación, buscar inversores, atraer talento, etc.

El plan de negocio no solo es útil para las «startups» innovadoras o, en general, para las nuevas empresas, sino también para empresas que ya están consolidadas. Tanto en el caso de una PYME o de una gran compañía, en la vida de una empresa, crear un plan de negocio empresarial puede ser necesario, por ejemplo, antes de lanzar un nuevo producto/servicio o de tomar decisiones estratégicas.

Ejemplo de plan de negocio para una «startup»

¿Cómo se hace un plan de negocio? Te proponemos un modelo de plan de negocio para «startups»; aquí tienes un resumen de los contenidos que debería tener:

  • Resumen ejecutivo
  • Descripción del proyecto emprendedor
  • Descripción del producto/servicio innovador
  • Perfil profesional del equipo de fundadores de la «startup»
  • Análisis del mercado
  • Análisis de la competencia
  • Plan de marketing
  • Plan operativo
  • Plan económico/financiero

Cómo hacer un plan de negocio para tu «startup»

El resumen ejecutivo se escribe en último lugar, cuando el plan de negocio está terminado, porque es la parte del plan en la que se deben conseguir comunicar los puntos más relevantes.

En la descripción del negocio se prevé el análisis del sector de referencia, la misión de la «startup», la descripción de sus objetivos de negocio y de cómo pretende conseguirlos. En la descripción del servicio/producto se deberían destacar los aspectos innovadores y el valor añadido para los clientes. En el perfil profesional encontrarán espacio las competencias, experiencias y las funciones de los fundadores y del equipo de la «startup».

El auténtico punto de partida del plan de negocio es el análisis de mercado, que es la base de la estrategia para hacer despegar y crecer el proyecto emprendedor. El análisis de mercado sirve para recopilar y analizar los datos sobre el entorno donde quiere insertarse la «startup», para valorar sus dimensiones y características (incluidos los productos/servicios existentes, modalidades de venta, etc.) y para formular previsiones sobre las tendencias evolutivas. Luego se estudian y se segmentan los clientes del mercado, que pueden ser consumidores (si el negocio de tu «startup» es B2C) o empresas (si el negocio es B2B), para elegir los más interesantes («targeting»).

El análisis de la competencia es una etapa fundamental para conocer el sistema competitivo del sector en el que quieres entrar: ¿quiénes son tus principales competidores? Considerando a la competencia en el sentido más amplio del término, ¿existen competidores potenciales o futuros? ¿Qué ofrecen? ¿Cuál es su estrategia? ¿Cuáles son tus competidores directos? Del análisis de la competencia se desprende la capacidad de identificar las estrategias competitivas que la «startup» puede poner en marcha: precios bajos, diferenciación, apuntar a un nicho de mercado, etc.

En base al análisis del mercado y de la competencia, con el plan de marketing es posible fijar objetivos de mercado, estrategias, marketing mix (producto, precio, distribución, comunicación), recursos, tiempos para conseguir la cuota de mercado a la que aspira la «startup».

En el plan operativo la «startup» define cómo produce su producto o servicio: ¿con qué proceso productivo o de prestación, con qué tecnologías (no solo maquinaria y equipos de hardware, sino también soluciones software)? ¿Con qué recursos (materias primas, personal, servicios de terceros, fondos financieros)? ¿Con qué fuentes de suministro? ¿Con qué canales de distribución, estructura de ventas, estructura de distribución, etc.?

La planificación económica/financiera abarca finalmente el plan de inversiones en bienes y servicios para poner en marcha la «startup», el plan de amortización; el plan de ventas de cuyas previsiones se derivan el plan de ingresos, el plan de previsión de la producción y el plan de compras; por último, la previsión de la cuenta de resultados que, comparando las hipótesis de costes e ingresos, elabora las proyecciones sobre el futuro financiero de la «startup».

Si valentía y optimismo son cualidades necesarias para quienes deciden emprender, igual de importante es tener los pies en la tierra. El proyecto de «startup» debe ser sólido y, por tanto, debe basarse en datos reales. Por eso, en el plan de negocio, la parte económico-financiera es fundamental: los aspectos cuantitativos del negocio –los números– sirven para conocer el riesgo que se asume, para convencer a los prestamistas y, en general, para dar credibilidad al proyecto.

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Una planificación correcta de un proyecto emprendedor es indispensable, de lo contrario el riesgo de fracasar aumenta.

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