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Los 5 pilares fundamentales para afrontar la reconstrucción

Los 5 pilares fundamentales para afrontar la reconstrucción

La segunda jornada “Repensando el futuro en la era COVID-19”, organizada por Salesforce en colaboración con el diario Expansión, dejó varias reflexiones.

La segunda jornada “Repensando el futuro en la era COVID-19”, organizada por Salesforce en colaboración con el diario Expansión, dejó varias reflexiones interesantes sobre cómo deben las empresas afrontar la llamada nueva normalidad. Entre los participantes en la charla, de empresas tan reputadas y de sectores tan dispares como El Ganso, Chocolates Valor, Cabify, Orbea y Pepper Money, ha habido consenso a la hora de identificar las necesidades para esta nueva etapa: debemos reforzar la noción de empresa, más allá de la rentabilidad, dotando a las organizaciones de unos valores básicos que les permitan actuar como dinamizadores del tejido económico y social.

De esta manera, la reconstrucción que nos toca afrontar debe venir dada por cinco elementos que toda empresa debe tener presente en su estrategia de cara a la nueva normalidad: internacionalización, transformación digital, innovación, sostenibilidad y formación.

1. Presencia exterior, garantía de éxito

Ya en la crisis de 2008, la internacionalización se reveló como uno de los elementos comunes a las empresas que mejor resistieron. En un mundo cada vez más global, la diversificación geográfica aparece como una más que probable tabla de salvación cuando llega la tormenta. Es necesario, además, concienciar a las organizaciones de que se trata de un proceso que está al alcance de todos, no solo de las grandes corporaciones. Las soluciones tecnológicas en la nube permiten una rápida adopción e implementación, lo que facilita el desarrollo de estrategias de internacionalización, aprovechando por ejemplo las soluciones de comercio electrónico, sin grandes inversiones iniciales.

2. La digitalización ya no es una opción

La irrupción de la COVID-19 ha supuesto un empujón forzoso para los procesos de digitalización de empresas y administraciones públicas. Algo nunca antes visto pero que, sin duda, ha demostrado la capacidad de las organizaciones españolas para reinventarse y ha demostrado que la tecnología para ello ya estaba ahí, simplemente había que implementarla. Para ello, es imprescindible que la regulación favorezca la presencia de infraestructura tecnológica en todo el territorio nacional, generar un entorno seguro y reducir la brecha digital por razones de género, edad y nivel educativo, entre otras mediadas.

3. Hacia un modelo sostenible

La sostenibilidad viene siendo un elemento imperativo ya desde mucho antes de que estallara la pandemia, pero la situación actual lo pone aún más de relieve. Las empresas deben mostrar un compromiso firme para frenar el calentamiento global y llevar a cabo acciones que sean de ayuda en la transición hacia modelos productivos más sostenibles. Esto, además, debe tener su reflejo en acciones concretas, ya no basta con las buenas palabras, puesto que los clientes cada vez dan más importancia a los valores de marca también a la hora de adquirir sus productos.

4. La innovación como motor de la productividad

Se ha demostrado que las empresas que innovan destacan mucho más frente a los negocios más tradicionales. El fomento de la I+D no es sólo responsabilidad del sector público, sino que las compañías deben invertir en iniciativas que permitan implementar mejoras en los procesos productivos, de ventas, atención al cliente, etc. Todo esto incide, además de en la productividad, en una mejor reputación, un mayor valor añadido e incluso más generación de empleo. En definitiva, la innovación es el motor necesario para que las empresas acentúen su papel como catalizadoras del bienestar económico y social.

5. Formación: la importancia del capital humano

Por mucho que algunos repitan como un mantra que la digitalización afectará negativamente al empleo, lo cierto es que en la Cuarta Revolución Industrial las personas cobran más importancia que nunca. Eso sí, las habilidades y capacidades de los empleados deben estar en constante renovación, por lo que se hace indispensable el papel de la propia empresa en los procesos formativos. Una fuerza laboral actualizada y preparada para competir en el mundo digital, no puede sino traer beneficios al negocio. Como primeras interesadas, son las empresas, en colaboración con los Gobiernos, quienes deben liderar la conversación sobre la incorporación de habilidades digitales a los trabajadores y atracción y retención del talento. En definitiva, si queremos reactivar nuestra economía con garantías de éxito, debemos saber mirar más allá y trabajar conjuntamente para que las empresas, sean del tamaño que sean, lideren el camino hacia la ansiada recuperación y contribuyan a dar aire a una sociedad que, a pesar de haber sufrido, ha dado sobradas muestras de su poder de reconversión.

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