El social media manager ejerce una función importante y consolidada en el contexto del marketing web. Atrás quedaron los tiempos en los que la presencia en redes sociales de una empresa, una marca o un producto podían gestionarla figuras profesionales no especializadas, sin una estrategia específica o considerada secundaria respecto a otras formas de marketing digital.
El social media manager es la voz oficial de la marca en plataformas que, hoy en día, tienen un papel omnipresente en la vida de los consumidores. Por eso, empresas y organizaciones grandes y pequeñas tienden a confiar esta labor a recursos internos especializados, a menudo integrados en la consultoría de agencias o profesionales.
Pase de los datos a la acción gracias a Marketing Cloud
Vea cómo puede escuchar en las redes sociales y crear una imagen en ellas para alinear ventas, servicio y marketing.
Qué hace un social media manager
El social media manager gestiona la presencia online en las redes sociales de una empresa, organización, producto o personaje público. Se encarga de concebir e implantar una estrategia de contenidos dentro del plan de marketing de la empresa y en consonancia con el branding, por un lado, y con los objetivos estratégicos, por otro. Los objetivos del social media manager con siempre concretos y medibles: crear engagement, aumentar los seguidores en las redes sociales, mejorar la visibilidad de la marca, atraer tráfico al sitio web, captar contactos, vender, promover descargas o streaming.
Las principales tareas de un social media manager (SMM), por lo tanto, incluyen:
Diseñar la content strategy o estrategia de contenidos, el plan estratégico para crear y distribuir los contenidos en las plataformas sociales en base a los objetivos.
Producir los contenidos en los numerosos formatos que se utilizan en las plataformas sociales: textos, microtextos, imágenes, vídeos, audios. En ocasiones, el SMM se encarga de coordinar y supervisar los contenidos creados por otros, por ejemplo, figuras junior dentro del equipo, o colaboradores externos, como creadores de vídeos o creadores de contenidos.
Gestionar el plan editorial: planifica la distribución de los contenidos, programa la publicación de los posts en diferentes canales y los monitoriza.
Community management: para mantener al público implicado y activo, el SMM responde con regularidad a comentarios, preguntas y valoraciones, da continuidad a las conversaciones, facilita la atención al cliente.
Producir contenidos en tiempo real: el mundo de las redes sociales a menudo obliga a aprovechar la ocasión de un trending topic o a reaccionar a un evento de actualidad, creando publicaciones sobre la marcha que no están previstas en el plan editorial.
Recopilar e interpretar los datos usando herramientas específicas (software de social media analytics, Facebook Insights).
Social listening, es decir, escuchar y analizar con herramientas específicas qué es lo que se dice sobre la marca.
Social advertising: El SMM se puede ocupar de forma autónoma de las campañas patrocinadas, gestionando los presupuestos y el componente creativo de las inserciones.
Mantenerse informado sobre multitud de temas: las novedades de los algoritmos y de las plataformas sociales, los trending topics y temas de actualidad, las técnicas y formatos que ofrecen mejores resultados.
Investigar sobre los contenidos de terceros, no solo para vigilar a la competencia, sino para mantener vivo el interés del público, con contenidos que no sean autorreferenciales.
Soft skills y hard skills del social media manager
La profesión del social media manager requiere una mezcla de soft y hard skills, competencias técnicas adquiridas con el estudio y la experiencia y actitudes personales vinculadas al carácter y a la capacidad de relacionarse con los demás. En ambos casos, se trata de competencias transversales, que abarcan desde la comunicación al análisis de datos, del marketing al visual design.
La escritura: es la primera herramienta del social media manager, que cada día se encarga de redactar pies de foto, mantener conversaciones con los usuarios, del copywriting para las campañas, etc. Todo esto tiene lugar en plataformas sociales a menudo muy diferentes entre sí: el mismo contenido podría publicarse en un post long form en LinkedIn, un tweet de pocas líneas, un carrusel o reel en Instagram, un directo en Twitch . Esta profesión requiere una extraordinaria capacidad para modular el tono del texto en función del público, el canal y la situación, manteniendo siempre la coherencia con la marca y los objetivos estratégicos.
Creatividad: el SMM sabe encontrar soluciones creativas para destacar en un entorno saturado de información y estímulos, en el que la atención del público se puede perder en pocos segundos.
Edición: atención a los detalles y capacidad para detectar errores gramaticales y erratas, tanto en la revisión de sus propios contenidos como en los creados por figuras junior, compañeros o colaboradores externos.
PED y distribución: sabe gestionar un plan editorial (PED) en redes sociales y usar las herramientas específicas para la programación y publicación de contenidos.
Habilidades de marketing: incluso sin una trayectoria académica formal en marketing, el SMM encuentra un activo indiscutible en un buen conocimiento de las bases del marketing tradicional y digital.
Análisis de datos: el SMM sabe usar las herramientas de análisis y de social listening, sabe recopilar los datos, interpretarlos y resumirlos de forma clara en los informes, para compartirlos con compañeros, partes interesadas y clientes.
Capacidad de atención al cliente: hoy en día, los consumidores contactan cada vez más a menudo a las marcas a través de las redes sociales en vez de usar los canales de asistencia tradicionales. En estos casos, el SMM ejerce un papel fundamental a la hora de entablar una buena relación con el cliente.
Comunicación visual: la creatividad del SMM no se limita al copywriting, sino que también se extiende al ámbito gráfico. Sabe evaluar la estética del post en su conjunto: de la elección de la imagen al formato del texto, para permitir una lectura ágil y favorecer las CTA.
Edición gráfica: aunque no es un diseñador gráfico, el social media manager sabe usar aplicaciones y software de edición de imágenes y vídeos, aunque sean muy sencillos. Conoce bien los formatos ideales para las diferentes plataformas sociales, los requisitos técnicos de imágenes y vídeos, sus convencionalismos y su eficacia en el público. Sabe jugar en equipo con los diseñadores gráficos y los directores de marketing para interpretar la comunicación visual de la marca en las modalidades más adecuadas para las redes sociales.
Project management: sabe gestionar un proyecto, crear una estrategia y definir las tácticas para ponerla en práctica.
Organización: la jornada típica de un SMM está repleta de cosas que hacer, de estímulos y posibles distracciones, por lo que es fundamental organizar con eficiencia las actividades, definir las prioridades y gestionar los tiempos.
Carácter sociable: quien elige una carrera en este campo tiene una personalidad proclive a las relaciones interpersonales, sociable, capaz de entablar vínculos positivos con las personas en un entorno digital.
Flexibilidad. En el mundo de las redes sociales, la innovación tecnológica y los cambios de rumbo de los grandes actores digitales se suceden con rapidez. Con respecto a los contenidos, las tendencias del momento influyen en las conversaciones y, por lo tanto, en la capacidad de las publicaciones para llegar a un público amplio. Por eso, hay que aceptar que los planes pueden cambiar y actuar en consecuencia: por ejemplo, para adaptar la estrategia a los cambios de los algoritmos o para dejar espacio a publicaciones en tiempo real dentro del plan editorial.
Pase de los datos a la acción gracias a Marketing Cloud
Vea cómo puede escuchar en las redes sociales y crear una imagen en ellas para alinear ventas, servicio y marketing.